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El Perú merece un destino mejor

Publicado: 2014-08-26


A lo largo de la década de los noventa se implementaron reformas económicas bajo el auspicio de los organismos financieros internacionales y dentro del marco del llamado Consenso de Washington, se estabilizó la economía y el Perú se reinserto en los mercados financieros internacionales; sin embargo se afectó la institucionalidad democrática y más aún la economía nacional a finales de la década fue frontalmente afectada por la crisis del Sud Este Asiático.

En democracia el Perú inició la senda del crecimiento económico y en especial en el período comprendido entre el 2006 y el 2011 las tasas de crecimiento, se expresaron en un mayor empleo, crecimiento del consumo, incremento de la inversión y de las exportaciones. Los indicadores de pobreza y pobreza extrema cayeron significativamente en el período de gobierno del Presidente Alan García y la llamada clase media creció en número y sobre todo mejoró su poder adquisitivo.

Desde el 2011 el gobierno del Presidente Ollanta Humala ha demostrado falta de liderazgo y una política errática que ha desalentado la inversión privada. Hoy se pretende reactivar la economía y se habla de un crecimiento significativo de la producción nacional en el segundo semestre de este año. La realidad acredita una caída de todos los indicadores económicos. Hasta el 2011 el Perú incrementaba el volumen y valor de sus exportaciones de manera sostenida. El Perú en el contexto de una economía abierta e insertada en los mercados internacionales, al inicio de la actual gestión estaba por superar los 50 mil millones de dólares de exportaciones.

Hoy tres años después, el volumen de nuestras exportaciones apenas superan los 41 mil millones de dólares y no como consecuencia de la caída de los precios internacionales de las materias primas. La desaceleración económica va más allá de la crisis de la zona euro, de la lenta recuperación de la economía norteamericana o de una menor demanda por parte de la economía china. Lo cierto es que los factores exógenos no han sido determinantes en la desaceleración de la economía nacional.

En la actualidad América Latina sigue creciendo. Economías como la de Panamá, Paraguay y Colombia tienen tasas de crecimiento más altas que la peruana. Por exclusiva responsabilidad del gobierno del Presidente Humala, el Perú ha reducido su tasa de crecimiento del PBI. Escasamente se ha reducido la pobreza en los últimos treinta y seis meses. Más aún existe un marcado riesgo de que un sector importante de peruanos, que superaron la línea de pobreza en la gestión del Presidente García, puedan descender en sus ingresos y calidad de vida; cayendo a niveles de pobreza, que creían haber superado.

No engañemos al país y no nos engañemos. El deber de un gobernante es decir la verdad y resulta un imperativo impostergable explicar cuál es la realidad de la economía nacional.

En un reciente artículo, el ex Ministro de Economía y Finanzas; Luis Carranza señala que el crecimiento económico por encima del 7% durante períodos prolongados de tiempo, caracteriza a los llamados “milagros económicos”. La senda de crecimiento consolidada en el quinquenio 2006-2011; ha sido interrumpida por responsabilidad de este gobierno.

La gobernabilidad requiere de institucionalidad, de un sistema de partidos que promueva la alternancia en el gobierno. La administración del Estado debe estar exenta de la presión de los grupos de poder económico. En los últimos meses; desde las altas esferas del gobierno se ha puesto al descubierto la falta de independencia de los Ministros de Estado en la toma de decisiones de gobierno.

No estamos frente a un gobierno que desarrolle un programa signado por un ideario político. Nuestra política exterior da señales de decaimiento y de falta de liderazgo regional. Es verdad que desde la Alianza del Pacífico, gestada en la administración anterior; se han realizado esfuerzos para promover un bloque con México, Colombia y Chile; sin embargo ello no es suficiente.

Reducir la pobreza y cerrar las brechas de desigualdad son objetivos de largo plazo. El mejor programa social es el crecimiento económico, apoyado en políticas sociales que le asignen la mayor importancia a la focalización del gasto social. Las políticas de Estado son de largo plazo y requieren consenso político y social. Precisamente desde el Poder Ejecutivo y en particular desde Palacio de Gobierno de manera reiterada se ha demostrado poco respeto por la institucionalidad.

El Perú merece un destino mejor; necesita gobernantes con liderazgo que impulsen el crecimiento económico, que levanten la autoestima nacional y señalen los derroteros de la política nacional, alejados de toda pretensión o proyecto reeleccionista.


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